Salir del clóset, el camino a la felicidad

Por: Olivia Guzón

Publicado en Estilo de Vida, Vídeos el Viernes 10 Agosto 2018, 1:45 Pm

Si alguna vez te has sentido incomprendido, solo, con miedos. Si hay algo de ti que temes que otros descubran porque tal vez no lo aprueben y para evitarlo te has aislado de aquellos que te rodean y te quieren. Entonces, tú también has vivido en el clóset.

Y es que, si bien, para los miembros de la comunidad LGBT “salir del clóset” significa dar a conocer al mundo su preferencia sexual o identidad de género, en realidad el proceso de esconder esos sentimientos es muy similar al de cualquier persona que no se acepte a sí misma por cualquier razón.

“Le llaman salir del clóset porque estás encerrado y vives en tu mundo, no sales a la realidad, no sales a lo que es la vida, no sales a lo que es todo el mundo en sí”, explica Tulio Martínez Tirado, presidente de la asociación civil Sinaloa Diverso.

“Estás en el closet, estás en la oscuridad … en una oscuridad donde no quieres que nadie te vea. Estás encerrado con tus miedos, estás encerrado con tus prejuicios, estás encerrado a que no te tachen de homosexual, a que no afecte, a que no te hagan bullying”.

Sin embargo, la decisión de salir del clóset no es algo que suceda de la noche a la mañana, es un proceso de aceptación que tiene como resultado el inicio de una nueva vida, plena y feliz.

“Cuando uno se acepta, cuando uno decide ser feliz. Entonces sales del closet, abres la puerta, sales y empiezas a vivir tu vida”, comenta Tulio, de 39 años, quien desde pequeño supo que era homosexual.

No es que en el kínder o la primaria existiera atracción sexual por sus compañeros, a esa edad uno ni siquiera ha desarrollado ese tipo de sentimientos, era más bien una corazonada, ese “algo” que lo impulsaba a fijar su atención en la figura masculina.

“De chico me acuerdo que ves actores de telenovela y siempre me llamaba más la atención un hombre que una mujer, más que nada eso fue, que te das cuenta porque ya veías una persona adulta o un hombre guapo y me llamaba mucho la atención”, expresa el recientemente nombrado Rey de la Alegría del Carnaval Mazatlán 2018.

Entre risas y haciendo un esfuerzo por recordar a los protagonistas que levantaban suspiros en él confiesa que se trataba de Sergio Goyri y Andrés García: los galanes maduros de las novelas de los 90, aquellos de pinta muy masculina con bigote y barba canosa que definitivamente no pasaban desapercibidos.

Existe todo un dilema respecto si la homosexualidad es algo que surge de nacimiento o si es el ambiente que rodea a la persona lo que influye en sus inclinaciones sexuales; sin embargo para Tulio dicho dilema no existe, al menos no en su caso. Sin embargo, eso no lo hace más fácil de entender ni procesar, sobre todo cuando eres un niño.

“En mi caso yo sí nací con el gusto por mi mismo sexo, hay gente que de chiquito no se da cuenta o no lo quiere ver y crecen así hasta que ya llega un momento en que es mucho el gusto por el mismo sexo y es cuando entras en conflicto contigo mismo, con la sociedad, y es una lucha por querer aceptar algo que no lo ve bien la sociedad heterosexual”.

La pubertad y adolescencia son épocas difíciles para todos. Son en esas confusas etapas donde inicia la fuerte batalla por tu autoestima, sobre todo cuando se está inmerso en un ambiente de “carrilla” o acoso.

Para muchos jóvenes homosexuales esta etapa es particularmente difícil, pues suelen verse expuestos a bromas pesadas e incluso enfrentan el rechazo de sus compañeros, pero ese no fue el caso de Tulio, quien desde pequeño desarrollo una personalidad muy sociable que lo llevó a rodearse de buenos amigos.

“Cuando estaba más chico sí tuve más carrilla en la primaria por lo gay, porque siempre andaba con la mano caída y todo ese rollo, pero ya en la secundaria y en la prepa no”, comenta entre risas con un tono ligero, dejando claro que a esas palabras hace mucho que se las llevó el viento.

“Osea sí tuve una que otra carrilla por amanerado, pero no fue tanto eso, tenía otro tipo de carrillas bobas por así decirlo, pero no fue tanto por lo gay y la verdad eso no fue algo que me marcó”.

El secreto, según Tulio, está en aprender a diferenciar lo que es una broma de “adolescentes tontos” y lo que es una falta de respeto.

“A veces sí es muy duro, los niños son muy crueles, la adolescencia es muy cruel, pero te das cuenta que es parte de la inmadurez de cada persona. Entonces yo no tuve ese problema que me afectara porque fue pasando el tiempo y te das cuenta que era una bobería, que se trataba más de algo que ese niño que te molestaba que de ti”.

Desgraciadamente no todos tienen la misma suerte que Tulio.

“Yo no la pasé nada bien en el proceso ese, fue muy difícil el bullying en la secundaria y la prepa, pero bueno, aquí sigo. Creo que depende mucho de que tan sensible seas ante esas situaciones para poder enfrentarlas”, comenta René Moguel Aguilar, pareja de Tulio desde hace 12 años y parte de la mesa directiva de la asociación Sinaloa Diverso.

Para algunos miembros de la comunidad LGBT el acoso llega a tal grado que se han registrado casos de suicidios en todo el mundo. De hecho, en México en el 2015 el 88 por ciento de los alumnos de secundaria ha escuchado insultos homofóbicos, asegura el informe "La violencia homofóbica y transfóbica en el ámbito escolar: hacia centros educativos inclusivos y seguros en América Latina", elaborado por la UNESCO; y en el 2012 alrededor de un 40 por ciento de jóvenes preparatorianos miembros de la comunidad LGBT había considerado el suicidio como una verdadera alternativa al menos una vez, según 1ra Encuesta Nacional sobre Bullying Homofóbico.

“Ahora con las redes sociales se ha visto cómo afectan a las personas cuando los suben que están desnudos, o los cachan teniendo relaciones o cuando los cachan que se están besando hombre con hombre, o sea lo subes, y el dejarlos en vergüenza de esa magnitud, hay gente que no lo soporta porque acaban con su dignidad y su autoestima”, comenta Tulio.

“En mi caso tengo 39 años, todavía no se vivía tan fuerte las redes sociales, la carrilla de nosotros eran palabras que se decían personalmente”.

Salir del clóset no es fácil, nada fácil y es algo que cada persona realiza a su tiempo. Para Tulio concluir el ciclo le tomó 31 años, pues aunque amistades cercanas y sus hermanos se enteraron con el paso de los años, la conversación con sus padres no se dio hasta ese entonces.

“Yo llevaba como una doble vida. O sea yo en mi casa era otro y con mis amigos era otra persona”, explica el Rey de Alegría, cuyo título le va como anillo al dedo pues se expresa con humor al respecto de la situación.

“En secundaria todavía no lo aceptaba, porque pues yo decía que como me gustaban los hombres. Ya pensabas un poquito más y decías ‘No yo no puedo ser así’ y a veces hasta rezaba y decía ‘ay Señor quítame esto, no me pueden gustar a mí los hombres’, pero ya en la prepa me fui aceptando”.

Fue precisamente una confrontación con una amiga lo que lo hizo dar ese paso, pues ella lo cuestionó duramente sobre sus preferencias y sus gustos.

“Me hizo llorar, me enfrentó, me encaró y me dijo ya acéptalo, acéptalo… Hasta que le grité y le dije que sí, que sí era pero que pues tenía miedo, temía a la sociedad, y a mi familia y a todo”, recuerda Tulio.

Después de eso se convirtió en un secreto a voces y en una fiesta se lo confesó a una de sus hermanas, aquella pocos años mayor que él, Cindy; después fue el turno de Jaquelin, quien se enteró por error, pues fue su propia hermana la que se lo comentó asumiendo que ya estaba enterada.

A Marco le escribió una carta que fue muy bien recibida, y Felipe, el mayor, el más machista como lo describe Tulio, se enteró por azares del destino, ya que fue su esposa la que se lo hizo notar.

“Mi hermano siempre ha sido como que muy maduro, entonces como que solito agarró la onda. Solito cambió y fue aceptando todo ese tipo de rollo. Nunca me dijo nada. Nunca me hizo sentir mal”, recuerda el mazatleco con seriedad y agradecimiento.

En el 2011, a sus 31 años llegó a su puerta la oportunidad de adquirir Pepe El Toro, ahora Pepe Club, el antro gay con más años de trayectoria en Mazatlán, lo que significaba dejar su vida en Guadalajara y mudarse al puerto, con René como algo más que su “roomie”.

El momento que temía había llegado, no podía esperar más. Ya habían pasado cinco años desde había conocido a René, y poco menos de vivir juntos.

Él siempre había temido la reacción de su padre, quien fue miembro de la Fuerza Aérea, nunca se imaginó que sería su madre, quien reaccionaría con mayor asombro y rechazo.

“La mujer se soltó llorando, se agüitó, y yo pues me puse triste porque el verla llorar para mí es algo muy fuerte, porque mi mamá siempre ha sido muy dura, muy fuerte. Entonces el verla llorar pues sí me afectó muchísimo”, recuerda el también presidente de la Asociación de Centros Turísticos y Entretenimientos de Mazatlán.

La sorpresa vino de su padre, quien ya lo sabía por voz de uno de sus hermanos y reaccionó con tranquilidad, dándole todo su apoyo a él y a René.

“Yo esperaba muchísimo más apoyo por parte de mi mamá. Nunca me imaginé esa reacción de mi mamá, le costó mucho, pero la mera verdad mi papá fue algo inesperado, fue al revés. Todo lo que yo pensaba fue al revés”.

Hubo un periodo de duelo por así decirlo, pero nada que un poco de tiempo y distancia no pudiera solucionar.

“No nos fue fácil”, recuerda René, “fue difícil, para su mamá fue más difícil, así que lo más prudente fue mantenerme al margen durante un tiempo. Porque si a uno le cuesta trabajo aceptarlo a los papás le cuesta mucho más, o a lo mejor lo vieron desde chiquitos y se la fueron llevando teniendo el santo de cabeza para que no fueran ciertas sus sospechas, hasta que el santo se cae y tienen que afrontarlo”.

Ahora René forma parte de la familia, llevan 12 años juntos y no tienen planes de matrimonio ni de adopción, no por falta de preparación sino por cuestiones de trabajo, pues entre el club, la asociación civil y diversos proyectos personales, el tiempo libre se ha vuelto oro y en esta etapa de su vida sus prioridades se han enfocado en disfrutar de la familia, los amigos y viajar cuando es posible.

“El matrimonio es muy importante para muchas personas de la comunidad (LGBT) porque implica derechos y responsabilidades legales, es un contrato que en cuestiones médicas les permite estar cerca de su ser amado porque de lo contrario no son considerados familia”, explica René, quien gracias al respeto y aceptación de la familia de Tulio pudo estar cerca de él cuando fue sometido a cirugía.

La pareja es ahora la organizadora de la Marcha Gay de Mazatlán, la cual se llevó a cabo este 23 de junio por décima ocasión con un éxito rotundo, pues en esta ocasión se incorporaron múltiples carros alegóricos del Carnaval, los cuales por primera vez portaron a miembros de la realeza carnavalesca como Sofía I, Reina de los Juegos florales, ex reinas, y por supuesto, Tulio, en su actual papel de Rey de la Alegría.

La primera vez que Tulio entró a un antro gay se asustó, tenía apenas 17 años y nunca había visto besarse a dos hombres, pero a la vez fue la primera vez que se dio cuenta que no estaba solo. Ahora encabeza año con año una marcha que hace visible a la sociedad mazatleca que no son pocos los miembros de la comunidad LGBT que viven en el puerto y por lo tanto cuentan con los mismos derechos que cualquier mazatleco.

“No somos machos, pero somos muchos”, afirma Tulio mientras ríe con singular alegría ante la frase que ya se ha vuelto una broma de uso popular.

“Vida sólo tenemos una”, expresa Tulio. “Si tu familia, si tus amigos no te aceptan, que no te importe, mientras tú te aceptas y tu seas feliz, lo demás gira, créeme”.

Así, salir del clóset no se trata de dar a conocer a quién deseas amar, sino de aceptarse a uno mismo, y al hacerlo, decidir que tú también mereces ser feliz.

La Urbe

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